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lunes, 26 de septiembre de 2011

CATÁLOGO DE ADIOSES

CATÁLOGO DE ADIOSES
            Durante la década de los ochenta del pasado siglo, El profesor  Marvin C. DeWille, titular de la cátedra de Criptografía Aplicada en la Pared ( Facultad de Eméritos y Maleantes de la Universidad de Wildstone) publicó un exhaustivo estudio en el que catalogaba y daba sentido a las más famosas frases de despedida halladas en las excavaciones que sacaron a la luz antiguos asentamientos masivos de seres humanos llamados Penitenciarias que, con ánimo punitivo, pudiera ser que albergaran población humana no deseable antes de proceder a su exterminio.
            Posteriormente, las huestes de DeWille procedieron al saqueo de los yacimientos al grito de “Venusianio el último” arrancando una a una cada piedra que contuviera (o contuviese) restos legibles y catalogados. La televisión pública retransmitió el saqueo en directo, obteniendo un 75 % de share y consiguiendo que todos nos echáramos a la calle para reivindicar nuestro derecho inalienable a un resto arqueológico legible y catalogado.
            Pero, como de toda la vida siempre ha habido ricos y pobres y yo he tenido la desgracia de nacer de la pipeta Sub-4670, me tengo que conformar con soñar. Así que, cada día, cuando vuelvo de la mina cantando “Hi Ho, Hi Ho” como es preceptivo, me telepatizo a la cámara acorazada de la Casa Jethaby´s , donde se exponen los cachitos de muro con sus pintadas antes de ser subastados  y los contemplo con tranquilidad, jugando conmigo misma a elegir, a poder disfrutar de ellos; pasando el rato, inocente como cuando era larva.
¡Son tan hermosos! Doy gracias por haber sido clonada en esta época de paz, donde la técnica no solo nos proporciona el acceso a la información casi gratis, sino que nos la entrega ya masticada y digerida para que la disfrutemos sin gastar puntos de energía en comprenderla.
Mis preferidas son las de amor, que era un tipo de mariposa que anidaba en los vientres de los antiguos humanos. Cuando la mariposa se extinguía o se expulsaba del cuerpo por las vías habituales, si el humano tenía la suerte de estar próximo al sacrificio, existía la costumbre de escribir adioses  en los muros del habitáculo también llamado celda.
Estas son algunas de estas frases, para mi gusto las mejores. Daría lo que fuera para ser dueña de una de ellas  de tener posibles. Aunque tuviera que volver a hipotecarme, con eso creo que se entiende la profundidad de mi anhelo.
Una de mis preferidas apareció entre los muros de una prisión para jóvenes llamado “Instituto de Enseñanza Media Mártires de la SGAE” y dice así:
T digo A2 kriendote sin kererte krer.
No sé si me krías, no si te kse, pero para lo que me keda en el Konvento…KTDN”
Hay otro adiós bastante curioso cuyo autor, un tal Joaquinsabina, fue represaliado en la I Gran Guerra, cuando los Psiquiatras derrotaron a los Poetas instaurando el Régimen del Terror. Fue encontrada entre los restos del Palacio Real de la SGAE, al parecer escrita por la misma mano (autógrafo) del tal Joaquinsabina, del que sólo se sabe que llevaba bombín. La transcribo:
“Estos labios que saben a despedida, a vinagre en las heridas, a pañuelo en la estación”
No he logrado entender qué puede ser “vinagre”. Creo que se debe referir a otra clase de mariposa, pero no estoy segura.
Y por fin otra, quizá la más cargada de significante y significado. Encierra una triste historia, la de una antiquísima humana de nombre Ana Bolena y es muy sencilla, casi condensada:
“Voy a perder la cabeza por tu amor”
Tan importante como el resto catalogado por el Profesor DeWille fue hallar, bajo la excavación B-111 también llamada SGAE Upper Thames, importantes señales de un asentamiento penitenciario aún más antiguo, donde se encontró la famosa frase de Ana Bolena, quien quiera que fuese, y que se podría corresponder con la legendaria “Torre de Londres” lo que avalaría su existencia real más allá de las canciones de cuna.
Esas tres que relato ahora son mis despedidas favoritas por su simplicidad en el concepto. Hay otras, muchas, millones. Todas en venta, todas para los de siempre. Mientras yo sueño con ellas, los poderosos las disfrutarán. A mí me gustaría también tener la sabiduría suficiente para decir adiós como se hacía en la antigüedad, antes de que me desenchufaran. Si tuviera valor lo intentaría, pero despedirme…¿de quién?
Eso sí: cuando los Xinorris consigan buenas falsificaciones, de las de calidad, de los cachitos de muro escritos, me pienso hacer con uno como me llamo®ⱴ®. ¡Ea!

           



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