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viernes, 3 de abril de 2015

ATLAS DE LOS LUGARES QUE NUNCA EXISTIERON

ATLAS DE LOS LUGARES QUE NUNCA EXISTIERON

Por aquí se va a Babia, ¿lo ves? Más al Norte, entre estas manchas de color marrón oscuro. Significa que Babia está entre altas montañas. 
Ya sabes: marrón oscuro, altura en el relieve del terreno. Tenlo en cuenta cuando vuelvas a consultar el atlas, si de nuevo te vas a perder. ¿Te acuerdas de aquella pareja que nos dijo que tenía una casa en Babia? ¡Qué gracia te hizo! "Ella no necesita casa", les dijiste, "suele estar en Babia tres o cuatro veces al día".
 Quedaste como lo que eres, un patán; quedas como un patán cada vez que intentas humillarme en público, solo que tú eres incapaz de darte cuenta.
Sin embargo es cierto: poseo facilidad para el ensueño, mi mente vuela, me despisto. Puedo perfectamente remover la salsa de tomate mientras me voy imaginando, quizá, cómo lograr un nuevo color azul para mares y cielos. A ese estado, en el que sólo un leve hilo me sujeta a la realidad, tú le llamas “estar en Babia”. Bien, ahora sabes dónde encontrar Babia, tú que nunca has estado allí.
Jamás debí enamorarme de un tío que nunca ha estado en Babia.

Conseguí el azul que buscaba. Con él he pintado los mares de este atlas que te entrego. A pinceladas mínimas cada ola, cada marea. 

Fíjate bien, es un trabajo fino, merece la pena. Y mira estos atolones diminutos, en el punto más alejado del mapa central: Es el Archipiélago de Las Lejanas: Casadios, El Quinto Pino...Ahora que las miro, creo que tenías tu parte de razón: mi madre vive en Casadios; mi amiga en El Quinto Pino. Sí. No merecía la pena ir a visitarlas, tan lejos...perderíamos un tiempo precioso; sobre todo tú.
El azul de los océanos en los mapas...

Me quedé prendida de esa imagen cuando me la enviaste, en aquellos tiempos en los que me necesitabas para respirar. Claro que, exactamente me escribiste “L azul d ls ocanos n ls mapas”.
Nunca debí enamorarme de un tío que manda a Salinas por sms.


Observa ahora, atentamente, las dos islas mayores; ahí, en el centro del mundo que he dibujado para ti: la más grande es fácilmente reconocible. Si te ayudas de una lupa incluso verás al Jolly Roger atracado en la Bahía de las Sirenas. Tener un buen velero a mano, y más si es pirata, siempre viene bien por si hay que salir huyendo, o simplemente, de viaje. De todas formas, como me mareo hasta en las barcas de El Retiro, he colocado frente a Nunca Jamás la isla de Ninguna Parte. Ya ves lo práctica que me he vuelto a tu lado. Verás cómo así, viento en popa a toda vela y del brazo de hierro de James Hook, sí voy a Ninguna Parte.
James Hook es un tipo con clase, ya lo creo. Capitaneará su bajel entre las Sirenas haciendo oídos sordos a sus cantos. No como tú, insensato, que incluso creíste que ibas a salir indemne de entre sus brazos.
Nunca, jamás, volveré a enamorarme de un tío que no sabe resistirse a los cantos de sirenas.


No he podido terminar el atlas a tiempo; no sabes cómo lo lamento. Falta lo más importante, el motivo por el que me he encerrado a trabajar durante estos días y estas noches. Cuando me dijiste que, después de todo, sin mi te hallabas perdido, quise, de alguna forma, recompensarte por el esfuerzo que habías hecho al recordar, tan a tiempo, tan al hilo, una de las frases más importantes de la semiótica del culebrón televisivo. “Sin ti me hallo perdido”, ¡ese verbo hallar se merecía algo realmente único! Y entonces se me ocurrió. Adoro la cartografía, ya lo sabes. Para mi pocas cosas son tan excitantes como viajar por un mapa, mejor cuanto más antiguo, y, por ejemplo, puedo volver a ver el reino de Siam, escrito con letra inglesa, a pluma y tinta de color.
Tú te hallabas perdido y yo tenía la clave. Fabricaría un atlas para ti. porque lo mereces más que nadie, porque no quiero que te queden dudas. Para que sepas llegar a tu destino, a tu lugar en el mundo, a donde yo te envio de una vez por todas.
Sólo que me quedé sin pergamino ¡Y mira que prescindí de Avalón y sus brumas! El sitio donde vas queda tan, tan lejos, que se sale de este atlas.
Vete a Tomarporculo.
Y toma esta brújula por si te pierdes. No vuelvas a decirme que así no voy a ninguna parte. Las chicas, buenas y malas, vamos donde queremos, imbécil.