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miércoles, 7 de marzo de 2012

HISTORIAS DE LA PUTA CRISIS 4: NOS REIMOS...







HISTORIAS DE LA PUTA CRISIS 4

NOS REÍMOS PORQUE NO TENEMOS CONOCIMIENTO.
              
               Cuando la puerta giratoria me devolvió a la calle,  me sentía como las mujeres africanas de los documentales que caminan por sendas polvorientas, casi sepultadas bajo el fardo enorme que portan en sus cabezas, solo que sin su elegancia ni su dignidad.  Yo cargaba en el fardo las ilusiones de mi juventud en cruel revoltijo con los  cinco años de estudios nocturnos en la facultad, las mañanas cuidando críos o sirviendo desayunos y los veranos limpiando habitaciones en los hoteles más cutres de Londres. El tiempo volvía atrás en un absurdo bucle en mitad del ridículo vodevil en el que se había convertido mi vida. Volvía a limpiar habitaciones. Era la única oferta de trabajo que me había llegado en el último mes. No me quedaba otra que aceptarla si quería conservar, al menos, el tremendo lujo de comer sin tener que pedir prestado.
            Tenía que haber desconfiado del destino cuando vi que la chica que me atendía en la ETT soportaba un notable parecido con Mary Corleone, melenaza y piños incluidos.
            La verdad es que tienes un currículo extraordinario me dijo De hecho hace unos años me hubiera asombrado de que con tu capacitación te hubieras interesado por nuestra oferta. Ahora, claro está, no me extraña. No sabes la cantidad de universitarios que se pasan por aquí.
            Bueno, hace unos años yo tampoco hubiera creído que tendría que vivir este momento.
            Mary Corleone se encogió de hombros y volvió la vista hacia su ordenador.
            ¿Dices que sabes inglés?
            Sí, soy prácticamente bilingüe. También tengo un óptimo nivel en francés y me defiendo en italiano y alemán.
            Perdona, decías que el nivel en francés es…
            Óptimo Sentí brotar el legado de mis antepasados maestros para  decirle que “óptimo” se escribía con “P” de pava y tilde en la “o” pero afortunadamente me contuve a tiempo Yo creo que podría desempeñar un buen papel en una recepción, por ejemplo.
            Levantó la cabeza muy despacio, giró su silla hacia mí, dio un folklórico golpe de melena, me miró con desdén y, con el Mal descubriéndose en una mueca de triunfo que nadie podía llamar sonrisa, me contestó:
            ¡Oh, sí, seguramente! Pero en esta empresa la imagen es muy, pero que muy importante y, perdona la sinceridad, pero tú ya no tienes edad para llevar una recepción.
            En ese momento deseé que don Tomasino le abriera un boquete entre las tetas con la recortada según saliera por la puerta giratoria de las oficinas. Porque en la ópera no la se la iba a encontrar. Seguro.
            Al final la oferta en firme consistió en un contrato de “auxiliar de limpieza de habitaciones” en prácticas, por horas y salario mínimo ponderado. El requisito imprescindible era que la Seguridad Social corriera por mi cuenta dándome de alta a mí misma como autónoma.
            Por eso no hay problema, soy freelance
Astutamente callé que mi licencia era como “pipera”, la más barata, por aquello de no cargarme  el bofetón de glamour con el que me había vengado de la Corleone.
Ya te llamo, si eso se despidió, cambiándome lo que me quedaba de autoestima por un saco de humillación.
Eché a andar sin rumbo fijo. Me faltaba valor para abrir la puerta de mi –todavía- casa y ver mi cara, ya de una edad, en el espejo del recibidor. Tampoco quería llamar a Bea, a la que encontraba medio rara desde que volvió de Argentina, aun sabiendo que lo de su madre se había quedado en susto. Enrique y su novia viajaban por el Mediterráneo en un crucero, aprovechando la bajada de precios de los naufragios varios y en cuanto a Laura…
Laura me estaba llamando en ese momento.
Charili, guapa, ¿qué tal la entrevista? ¿bien? Seguro que sí. ¿Qué haces? , ¿dónde estás?, ¿te ha llamado Bea?, ¿te ha contado?  Oye, que quedamos para comer. ¡Que sí, tía, no seas muermo! ¿dónde va a ser? ¿Pero si estás al lado! ¡Nos vemos en la puerta en media hora! ¡beso!
A la pregunta “¿Dónde va a ser?” la respuesta es “donde los Hare Krishna” .Lo sabemos nosotras y medio Madrid en crisis. Son la alternativa vegetariana y budista a los comedores de caridad de las monjitas de la calle Segovia. Ahora sólo cobran la “voluntad” por lo que las colas que se forman para entrar llegan casi al metro de Tribunal. Además, de las palabras de Laura se desprendía que la Bea nos tenía algo que comunicar. En ese momento, además del peso del fracaso, tuve que soportar una niebla negra taponándome  la boca del estómago. Una vieja conocida llamada “miedo”.
Como sospechaba, la fila para entrar al comedor de los Hare Krishna ocupaba la longitud de la calle del Espíritu Santo. Me coloqué detrás de una familia con pinta de vivir en un adosado de las afueras y, mientras le advertía a los de atrás que íbamos a ser tres personas, recibí llamada de Mary Corleone:
Hola, Rosario, te llamo de la ETT. Mira que lo siento, pero es que con la nueva reforma laboral…resulta que tu perfil no nos resulta interesante. Ya sabes, la edad. Porque estás en una edad muy mala, sin desgravaciones ni incentivos fiscales para la empresa…¿Cómo dices?...No, no he visto “El Padrino 3” ni sé cómo acaba…Bueno, ya te llamamos si eso…adiós.
Fue colgar y sentir que el dichoso fardo que portaba encima de mi cabeza se desinflaba como un gigantesco globo relleno de nada. Me dieron ganas de abrazar al hare krishna que me entregaba un panfletillo.  Tan calvito, tan sonriente, tan mono…
Por si después de comer quieres asistir a este acto, hermana. Es gratis también.
El papel invitaba a una conferencia titulada “La vida: olvido, triunfo, y derrota” y la impartía el Hermano en Krishna  D.Nihalatputra. También invitaban a té especiado y a dulces y fue esa última parte la que me resultó más apetecible. Después y echándole la culpa al karma de mis ancestros maestros, les advertiría que no conviene poner coma delante de conjunción copulativa.
Bea y Laura llegaron juntas y a tiempo de entrar al comedor, coger la bandeja, sitio en una colchoneta y un cuenco de arroz integral.
No hay mejor sitio en Madrid para hincharse de arroz integral.
Conté a mis amigas el devenir matutino de la mi triste existencia, incluido el pesado fardo, el golpe de melena de Mary Corleone y la invocación a Don Tomasino. Ellas se partieron de risa.
―Che, linda, escuchame. Ese trabajo no era para vos, no jodas, no nos  faltaba nada más que  volver a las mierdas de la juventud y encima tal y como estamos ahora, llenas de arrugas y con las carnes colganderas. Que no, linda, que si no olvidamos el pasado estamos condenados a revivirlo y no es tu caso. Algo te espera, que lo veo venir, Charito.
― El recibo de teléfono.
― ¿Y tú, Bea, qué nos tienes que contar?― Laura hizo La Pregunta y a mí se me volvió a colocar la niebla negra en la boca del estómago, impidiendo el paso al arroz integral.
― Regreso a Argentina, chicas.
El teléfono empezó a sonar insistentemente, sin darme tiempo a reaccionar ante la noticia que, sin saberlo, estaba esperando escuchar. Salí a la calle agarrándome al cacharro como el naufrago que se aferra a un palo roto para no ahogarse.
Cuando volví, las chicas tomaban el té especiado. Mi cara debía decirlo todo, porque las dos corrieron hacia mí.
― ¿Pero qué te pasa ahora?
― Me han ofrecido trabajo.
― ¿De qué?
― De troll en Internet.
            Nos echamos a reír como locas, sin poder parar. El resto del comedor nos miraba y algunos no podían evitar acompañarnos en el sentimiento. Nos reíamos de la situación, de nuestras sombras, de nuestras luces, de nuestro destino, de nuestras derrotas, de nuestras encrucijadas. Nos reíamos, sobre todo, de nosotras mismas.
            Como dice mi madre― la sabia madre de Laura siempre tenía algo que decir― Nos reímos porque no tenemos conocimiento.
            Tener a aquellas dos mujeres como amigas era, sin duda, el mayor éxito de mi vida.   
           
LOS TRUCOS DE BEA PARA LOS TIEMPOS DE CRISIS
¿Te aburre tu ropa?, ¿la ves pasada de moda?, ¿no te da ni para variar el armario en Vittorio y Los Chinos?
¡No te preocupes! Ahora la ropa anticuada lleva por nombre VINTAGE y es lo más cool y lo más trendy. Como tú, amiga. No tienes más que sacar la ropa de cuando tu madre era joven ( o la tuya de cuando ibas a la facultad), pasarla por Norit, plancharla con cuidadito y aderezarla con accesorios como tú sabes hacer.
¡Se acabó ser distribuidora Avon, o Tupperware! Organiza reuniones de intercambio de ropa vintage con tus amistades más glamourosas y prepárate para crear tendencia.
O para salir en los ¡Argghhhhhhh! De la revista Cuore.

3 comentarios:

  1. Yo es que me parto y me mondo! Os digo yo que este libro llega lejos. Voy a decirle a mi amiga Ascen que se haga fans porque le va a encantar.

    Felicidades, manna, ere un mouztruo!

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  2. ¡¡Vitorio y los Chinos!! Me parto, Esthersita...
    Sigue escribiendo, reina. ¡Eres única!

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  3. ¿Qué es tener conocimiento??? jejjejj, besos,reina..

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