Mientras paseaban por el Ponte Vecchio, los ojos de Dante se cruzaron un instante con los de Beatrice. Sólo un instante.
― Por una mirada tuya penaría toda la eternidad en el Purgatorio. Por una mirada tuya recorrería el Paraíso para encontrar tu alma bendita en los brazos de Dios― dijo el poeta a la joven.
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