(Ilustración: Acuarela de Sara Teva)
CONSEJOS PARA
BUSCAR SETAS (Y ADEMÁS ENCONTRARLAS)
Si quieres acudir a nuestro bosque a recoger lo que
tú llamas setas, te aconsejo que tengas en cuenta un par de sugerencias, éstas
que te voy a decir, bien bajito, para que nadie nos oiga.
Acércate…
Lo primero que tienes que hacer es recorrer todas
las calles del lugar con suma atención. Tienes que encontrar las Cuatro Esquinas.
Ya sé que no es fácil, que parece que te pongo piedras en el camino, pero si
quieres conseguir éxito en la búsqueda de lo que tú llamas setas, no te queda
otro remedio.
Cuando llegues a Las Cuatro Esquinas, busca la casa
con la chimenea de la que sale humo. En octubre lo tendrás fácil: solamente
saldrá humo de la chimenea de una casa; en noviembre quizá sean dos, o tres o
las cuatro, todas a la vez. No te desanimes por ello. Un buen buscador de setas
no se rinde por tener que tocar cuatro puertas. Si no es tu caso, más vale que
te des la vuelta y que regreses a la ciudad antes de que el coche de línea te
deje en tierra.
(Existe un ardid por si no
encontraras Las Cuatro Esquinas: Acude a La Punta Abajo del pueblo y busca la
casa de la chimenea que echa humo. Pero no le digas a nadie que te lo he dicho
yo, te lo pido por favor, que no quiero tener líos)
Vamos a suponer que ya has encontrado la casa, sea
octubre o noviembre. Ahora te enfrentarás a una cuestión delicada y que
requiere buena dosis de paciencia. Porque deberás entrevistarte con el niño que
vive allí y cuyo nombre empieza por O. Si es una niña la reina de la casa, su
nombre comenzará por L. ¿Por qué? Porque así lo dicta La Norma del Nombre. No
es algo tan extraño, no sé cuál es el motivo de tu sorpresa. Aquí todos
conocemos La Norma del Nombre y cuando vamos a coger setas la respetamos. Te
diré que, además, resulta provechosa si en abril quieres recolectar criadillas
de tierra o si sales por la noche a espiar el baile de los gamusinos.
(Como quiero ayudarte, te diré
que aquí todos vamos a ver a Oriol y a Lola. En otros pueblos no te sabría decir, puede que sean
Óscar y Laura; Omar y Lilí…cada lugar tiene sus Oes y sus Eles favoritos en la
casa de cuya chimenea sale humo)
Si por casualidad llegas antes de que Oriol y Lola
vuelvan del colegio, debes esperar su regreso. Si en casa se encuentra alguno
de sus abuelos, no conviene aceptar el bollito de San Blas o el vasito de vino
de pitarra. Ellos lo van a saber.
Nadie que vaya a buscar setas en nuestro bosque debe comer o beber desde el
momento que sus pies pisan el terreno, (sea el empedrado de las calles o la
maleza del monte) hasta que sale de su demarcación.
(Lo que sí puedes es mascar
chicle. En El Precepto de Ayuno no figura “mascar” como actividad
semi-alimentaria y por ende, prohibida. Lo afirmo con seguridad porque lo acabo
de consultar)
Cuando por fin estés frente a Oriol o frente a Lola,
habrá llegado tu momento. Mantente tranquilo, míralos con el tercer ojo;
escucha sus palabras desde los poros de la piel y deja tu mente libre, para que
pueda interpretar los mensajes que te mandan. Recuerda que son los intercesores
entre Ellos y tú. Si llegas con el
alma blanqueada y el aura recién fregadita no vas a tener problema en
comprender, usan el mismo lenguaje de los sueños.
Así, según Oriol te esté contando con su lengua de
trapo y sin parar de correr por la sala, por ejemplo que su seño le ha contado
el cuento del lobito bueno, tú estarás oyendo la voz del Gran Lactarius dándote
la bienvenida a su reino y su venia para recoger níscalos. También te advertirá
de que no se te ocurra usar el rastrillo para remover la hojarasca y, si además
has sido capaz de ganarte su favor, puede que te indique los mejores lugares
para la recolecta: “Ve al Cerro Blanco”, “Detrás del Sinaí”, “Por encima del
Vagón”…
Lola, seguramente, te hablará de todo lo que es
capaz de ver cuando bucea o de que ya ha aprendido a sumar llevándose. De su
boca saldrán canciones; sus risueños ojos negros te mirarán con curiosidad y no
podrás apartar tu atención de ellos. Pero, seguramente, será Edulis, la de las
Altas Cumbres, quien estará narrándote su genealogía entera, con ese orgullo de
antiguo abolengo que se gastan los descendientes del mismísimo Oberon. Aguanta
como puedas su perorata si te gusta el delicioso sabor del boletus. Si la escuchas
con respeto e interés, no solo te defenderá de los lugareños que se creen
dueños del monte, sino que es capaz de darte las mejores recetas: unas
croquetas, un carpaccio…deliciosos manjares con sabor a otoño.
(Edulis cambia su linaje según
tenga el día. Unas veces desciende de los Leprechaums irlandeses; otras de Los
Pixies de Cornualles. Lo que sí está documentado es que Edulis y sus
Elementales llegaron a la Península con las migraciones celtas; por eso aman
los parajes húmedos y verdes, por pura nostalgia).
Yo tengo especial predilección por ¡Parasoooool! ,
el pobrecito, quizá porque es el más lugareño, el más nuestro, el que menos se
esconde. A ¡Parasoooool! hay que llamarle a gritos, y enseguida sale. No
necesita mediadores, él asoma enseguida con su sombrilla blanca de lunares y
aparta a las vacas de la pradera cantándoles por bulerías los viejos sones de
Carnicerito de Talavera, el Matarife Flamenco. Las vacas huyen despavoridas,
pues no son especialmente melómanas y entonces puedes pasar con tu cesta y tu
navajilla y cortar las deliciosas setas, con mucho cuidado de no pisar a los
¡Parasooooooooooooles!, que son de pueblo pero delicados.
(Otro aviso: ni se te ocurra;
repito, ni se te ocurra llamar “macrolepiotas” a las setas de
¡Parasoooooooooool! si no quieres que se esté burlando de ti para el resto de
tu vida.)
Está bien, ya termino. Tendría que contarte algo del
Caballero, del Pedo de Lobo y también… no, no…no quisiera asustarte…
¿Tú has oído hablar del Corro de Brujas?
Mejor lo dejo para otro día. Sé que estás deseando
buscar Las Cuatro Esquinas, ahora que el timbre del cole está a punto de sonar.
Date prisa, no dejes que nadie te tome la
delantera…mira hacia arriba por si ves salir el humo de la chimenea, déjate
guiar por él…
No me busques para darme las gracias. No me vas a
encontrar. Nosotras somos así, caprichosas, enseguida nos aburrimos de hablar
con los humanos.
Así que voy a desaparecer…
¡Zas!
Delicious!!!...I love the way you write!!...que gran paseo....nunca encontré tantas,... que suerte que me llevaras tú, no me he perdido ninguna. Muchas gracias por guiarme de nuevo. Añoro el Tieiar y mis amigos de alli. Añoro mis paseos por aquellas entrañables tierras que terminan formando parte de ti. Gracias.
ResponderEliminarEso s esoluciona pronto, Jose: ¡Ven a vernos!
ResponderEliminarGracis por tu apoyo.
Eso s esoluciona pronto, Jose: ¡Ven a vernos!
ResponderEliminarGracis por tu apoyo.